Hechos.
Se supo que llegaron al cielo la inteligencia, la juventud, la religión, el amor y la sabiduría.
Para que fueran reconocidos por sus virtudes esenciales y así entrar en el Paraíso, el portero divino les pidió, individualmente que cada uno de ellos manifestase con alguna actividad representativa, lo que efectivamente eran.
Así, la inteligencia hizo lo suyo, analizó.
La juventud bailó.
La religión rezó.
El amor abrazó.
Y la sabidruría, por último, contó un cuento.
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